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La Manteca de Karité

Una joya de Africa

Nuestra fé en la manteca de karité

El karité (Butirospermum parkii) es un árbol originario de África siendo muy habitual en las sabanas africanas y cuyo significado es ‘’árbol de mantequilla’’ . Esto es debido a que el fruto que crece en este árbol y que recibe el mismo nombre que el árbol, es muy blando al tacto y tiene una cáscara muy fina. Sudán, Mali o Costa de Marfil son algunas zonas de África donde crece este árbol. Del árbol de karité se aprovecha todo y tarda hasta quince años en dar frutos que posteriormente se recolectan. El árbol de Karité ha sido utilizado desde la antigüedad y más ahora, habiéndose extendido mucho por el valor de sus propiedades en el cuidado de la piel y cabello.

La manteca de karité es de color amarillento o de marfil y su elaboración da muchos trabajo a las mujeres africanas en la actualidad que son las que lo recolectan y realizan el tratamiento del fruto. Esta manteca se usa tanto para en la industria alimenticia como en la cosmética (en cuyo caso se elabora por presión en frío del fruto).

El procedimiento en el tratamiento del fruto del karité pasa por la recolección, limpieza del fruto, triturado, tueste, luego pasa por el molino donde se separa los desechos de la parte que nos interesa y por último se lleva a ebullición filtrándose el producto varias veces hasta que queda totalmente limpio.

La manteca de karité tiene una composición muy rica en ácido oléico, ácido esteárico, ácido linolénico, ácido palmítico. Además rico en vitaminas A, E y F:

Vitamina A o retinol: penetra en nuestra piel sin dificultad y su poder regenerativo de la piel además de estimulante de la producción de colágeno y elastina hacen de esta vitamina un rico componente del karité para nuestra piel.
Vitamina E: Ayuda en el cicatrizado de la piel y atenuando las marcas que puedan quedar sobre ella. Además es un protector natural filtrando los rayos solares. Rico antioxidante celular evitando el envejecimiento prematura de la piel a nivel celular.
Vitamina F: Ayuda en la restauración de la barrera protectora de nuestra piel además de atenuar enrojecimientos, iluminar e hidratar la piel.

fundamentos

Y lo imprescindible que debes conocer

Esta composición de la manteca de karité trabajan conjuntamente para aportar a la piel:

Hidratación: protege a la piel de la deshidratación, sobre todo en las pieles secas y muy secas.
Cicatrización: atenuando y ayudando a regenerar la piel en zonas donde ha habido una herida o lesión.
Estimulación celular: ayudando en el metabolismo celular y ralentizando el envejecimiento de la piel.
Para todo tipos de pieles: si algo bueno tienen la manteca de karité es que tiene muy poca reacción de intolerancia en las distintos tipos de pieles. Pieles problemáticas o con problemas cutáneos como eczemas, dermatitis o con necesidad de regeneración tienen en la manteca de karité un aliado natural.

Debemos añadir que entre los composición de la manteca de karité que hemos visto hay una parte de la composición muy interesante y son los insaponificables. Estos insaponificables forman parte de la grasa y ayuda a que sea la manteca de karité un ingrediente muy interesante en la elaboración de jabones naturales.

Los insaponificables combinan y trabajan muy bien con el hidróxido de sodio (sosa cáustica) que se utiliza en la elaboración de jabones naturales. Las propiedades naturales de la manteca de karité se mantienen inalterables cuando se mezcla con la sosa cáustica y por tanto sigue aportando sus propiedades y beneficios a la piel con el uso de jabones naturales que lo contenga. Será jabones muy nutritivos, hidratantes entre otros beneficios que tiene la manteca de karité sobre la piel.

Nuestra fé en la manteca de karité queda más que justificada: es un ingredientes natural con gran poder sobre nuestra piel que podemos utilizar directamente, mezclado en cremas o en jabones naturales tanto para nuestra piel como para mejorar nuestro cabello.